Luego de más de ocho meses de negociación, Argentina cerró el último viernes un nuevo canje de deuda para restructurar bonos bajo ley extranjera por USD 66.500 millones. La última oferta del país encontró un alto nivel de adhesión por parte de los bonistas, llegando al 93,5% y por aplicación de las cláusulas de acción colectiva el porcentaje se eleva al 99%. En su exposición, Guzmán precisó que la renegociación permitirá un ahorro de 37.700 millones de dólares y bajar la tasa de interés del 7% al 3,07%.

A su vez, el Gobierno avanza en el frente local con el canje de deuda bajo legislación argentina, resolviendo de este modo otro aspecto de la deuda soberana con privados.

Cómo señalamos en envíos anteriores, ambos hechos dan lugar ahora a un nuevo capítulo de negociaciones: el Fondo Monetario Internacional y el resto del sector público internacional con acreencias con Argentina. En la última semana, el Gobierno inició formalmente el proceso al solicitarle al FMI comenzar conversaciones por un nuevo programa, una negociación que se prevé compleja y que, tal como dijo el ministro Guzmán, se extenderá por el resto del año, como mínimo.

Pero mientras tanto, la deuda argentina resuelve su situación de cesación de pagos. Al concretar las reestructuraciones con privados, los bonos argentinos salen de la “zona roja del descenso”, que podríamos entender como un equivalente al default. Las agencias calificadoras de crédito tenían a Argentina en “default selectivo” o “SD” por los incumplimientos en títulos puntuales. Ahora, con la deuda restructurada, se prevé que los nuevos bonos soberanos se acomodarán al fondo de un pelotón de países con deuda calificada como “Sin grado de inversión” o siguiendo con el paralelismo del futbol, la división de Ascenso.

En el mercado global, las calificadoras de crédito juegan un rol relevante al asignar notas a los distintos bonos que los inversores usan como referencia de calidad o riesgo de crédito. En la práctica, una mejor nota está asociada con una menor probabilidad de default. Los inversores se guían por estas calificaciones: los rendimientos de cada país reflejan esa percepción de riesgo por parte del mercado global.

S&P Global, una de las tres agencias internacionales, asigna una serie de 21 notas que van desde el AAA (crédito más seguro) hasta la D, que representa un estado de Default. Bonos con calificación “AAA”, “AA”, “A” o “BBB” son considerados seguros o de Grado de Inversión. En este grupo se encuentran la mayoría de los países desarrollados, como Alemania, EE.UU. o Australia; en el ámbito regional Chile, Perú o Uruguay. Es un equivalente a “Primera División” en el mundo de las finanzas globales.

Por debajo de este grupo, está la deuda conocida como Sin Grado de Inversión. A modo de analogía, podremos denominar a este grupo como el “Ascenso”, entendido por un grupo de emisores (mayormente emergentes) cuya deuda está calificada con “BB”, “B”, “CCC”, “CC” o “C”. Estas notas reflejan un componente mayor de especulación, por lo que el mercado exigirá una tasa de interés más atractiva para compensar un riesgo más elevado.

En este grupo se ubicará la Argentina. Lo hará, probablemente, con una nota “CCC”, uno de los registros que manifiestan mayor riesgo dentro de este grupo.

Como dijimos anteriormente, el haber resuelto la restructuración de la deuda es un gran paso, pero una condición necesaria pero no suficiente para asegurar un crédito generoso en el mercado internacional, que todavía mira con desconfianza. Como se aprecia en la siguiente tabla, es un largo recorrido de corrección de desequilibrios y mejoras estructurales para construir reputación y confianza y así escalar posiciones. El objetivo último: acceder a un crédito internacional más barato que pueda permitir el desarrollo económico.

El grupo del Ascenso

Deuda soberana con calificación de crédito SIN grado de Inversión (Non-investment grade)

Fuente: Elaboración propia en base a Bloomberg. Valores al 28/08/20. Estimado para bonos Argentina. *: Calificación de crédito de S&P Global Ratings. **: Rango estimado.

A nivel regional, los créditos de Chile, Perú, Uruguay y Colombia se encuentran dentro del Grado de Inversión, mientras que Paraguay y Brasil pelean por un lugar en el “repechaje”. El resto de los países tiene todavía un diferencial de rendimientos significativo respecto a la deuda de mayor grado de calificación.

Las “eliminatorias” en Latinoamérica

Recomendaciones de inversión

Cómo señalamos en envíos anteriores, creemos que hay una posibilidad de mejora en el margen para los bonos argentinos impulsado por la resolución del conflicto con los acreedores privados y el inicio de las negociaciones con el FMI. Sin embargo, como manifestamos aquí, el recorrido es largo y los desequilibrios que dejo la pandemia demoran el proceso de convergencia fiscal prometido por el gobierno al inicio de la gestión.

La salida del default presenta una oportunidad de carácter táctico para quienes estén dispuestos a asumir riesgo local. Aún no estamos en condiciones de visualizar una tendencia sostenida en la recuperación de los precios de la deuda soberana, lo cual requerirá de un compromiso de mediano y largo plazo con el equilibrio de las cuentas públicas, y reformas de carácter estructural que cementen las bases para un crecimiento sostenido de la economía.

Evaluamos en envíos anteriores la conveniencia para el inversor argentino de diversificar riesgo país hacia productos financieros con riesgo internacional. Sostenemos nuestra preferencia por activos externos y una cartera diversificada.

Consulte a su asesor para una adecuada configuración del portafolio.