El endeudamiento externo con bonistas privados no es elevado, pero requiere de tener los mercados abiertos para su refinanciación voluntaria.
En 2013, mientras lidiaba con los holdouts de la reestructuración del enésimo default, nuestro país fue calificado en los tribunales de Nueva York como “deudor recalcitrante”.
Una década más tarde, con esa marca aun fresca en los antecedentes del país, el gobierno tiene una fuerte decisión de cumplir con los compromisos de deuda, aun en un contexto de bajísima liquidez para hacer frente a los pagos en dólares.
¿Cuánto debemos y a quién?
El stock de deuda total de la administración pública nacional valuada en dólares a octubre alcanza los 381 mil millones de dólares. De este monto, la deuda en moneda local representa el 53%, mientras que la deuda emitida en moneda extranjera constituye el 47%.
Dentro del stock en moneda extranjera, el 57% corresponde a “Bonos de Mercado” por el equivalente a 102 mil millones de dólares, contemplando el valor nominal de los instrumentos, representando el 27% del stock total de deuda y el 15% del PIB. Aproximadamente el 90% de estos bonos está en manos de acreedores privados. Por otro lado, la deuda con el FMI equivale al 11% del stock total de deuda, representando el 6% del PIB.
¿Puede Argentina hacer frente a su deuda?
La capacidad de pago de la deuda está íntimamente relacionada con la credibilidad. En general los países no están en condiciones de cancelar/pagar la totalidad de su deuda, y recurren al mercado para ir refinanciando los vencimientos.
Nuestro país está en la etapa de recuperar la confianza para volver a los mercados de deuda. La firme convicción del gobierno en mantener la disciplina fiscal y honrar sus compromisos, sumada a la mejora en la probabilidad de levantar el “cepo” cambiario para mejorar la liquidez externa, ha impulsado una mejora en los precios de los bonos soberanos durante 2024.
La política económica con “ancla” fiscal ha permitido alcanzar un superávit financiero del 0,5% del PIB y un superávit primario del 1,8% en los primeros diez meses del año, contrastando con los déficits significativos de administraciones anteriores, que han afectado la capacidad de repago percibida del soberano. Como resultado, el riesgo país ha caído desde los 2400 puntos de 2023, situándose en los 751 puntos básicos actuales, lo que refleja una mayor confianza en la capacidad de pago de los próximos vencimientos en moneda extranjera, los cuales son pagos de interés y amortización del segmento de deuda que en el cuadro se denominan “Bonos de Mercado”.
Estos se dividen entre tenedores privados y deuda intra sector público, correspondiendo alrededor de un 90% a los primeros (aproximadamente 90 mil millones de dólares). Aunque esta proporción representa alrededor de un 24% del stock total, es fundamental que se continúe fortaleciendo la confianza (reduciendo el riesgo país) para lograr un refinanciamiento a tasas sostenibles. Esto evitará que el país enfrente esfuerzos fiscales inviables en el futuro y nos pongan nuevamente en un sendero insostenible para las cuentas públicas.