En un contexto de estrés de la deuda pública, el 26 de enero venció la segunda cuota de amortización del bono provincial PB21, una emisión por USD 750 millones, colocada en 2011 a una tasa del 10,875% anual.
Axel Kicillof, el actual gobernador bonaerense, pidió postergar el pago hasta mayo, en concordancia con la estrategia del gobierno nacional. Apremiado, intenta convencer al 75% de los bonistas de que acepten la extensión. Si lo logra antes del 5 de febrero, evitaría caer formalmente en default.
De cualquier modo, la negociación es sólo el primer round dentro de un contexto más amplio: un nuevo episodio de crisis de la deuda argentina. De acuerdo a datos propios, el país cuenta con un stock de deuda pública que asciende a USD 310.132 millones, entre organismos públicos, privados y multilaterales. Con la capacidad de repago bajo riesgo, es el sector privado quien más tiene para perder: tiene en su poder cerca de la mitad de la deuda, y se deberá soportar la mayor carga del ajuste.
¿A quién le debe Argentina?
Distribución de la deuda pública
En un contexto de alta vulnerabilidad, el ministro de economía Martín Guzmán se propuso resolver la negociación integral hacia marzo de este año. La última semana, el Gobierno presentó un proyecto de ley que busca darle un marco legal al proceso de restructuración.
El plazo luce exigente, y un potencial default bonaerense ya está impregnando las variables financieras domésticas. Otras provincias bajo estrés financiero se apilan detrás.
El objetivo del ministro tiene una explicación: con cerca de USD 53.000 millones en vencimientos de capital en 2020 (44% en moneda extranjera), la negociación para evitar el default es a contrarreloj. Hasta el momento, la deuda en pesos ha podido ser renovada coordinado con los tenedores de esos instrumentos e incentivando al sector financiero a participar, como ha sucedido con la emisión reciente de las nuevas LEBADS. La deuda en moneda extranjera, en cambio, tiene una mayor complejidad.
A este respecto, los vencimientos en dólares se acumulan a partir del tercer mes del año. En mayo, a su vez, vence una cuota de capital (16,7%) del Bonar 2024, una de las mayores emisiones. El ministro ya aclaró que no tiene fondos para hacer frente a este tipo de pago (capital de deuda en USD).
De acuerdo a nuestros propios registros, la distribución de los tenedores para este papel –con un monto vigente de cerca de USD 15.000 millones- está muy atomizada, lo que hará compleja la negociación.
Vencimientos en dólares para este año ascienden a USD 23.000 millones
Distribución de la deuda con vencimiento en 2020, por tipo de moneda.
Un calendario que apremia: vencimientos en dólares y pesos de la deuda pública argentina
Vencimientos de capital en 2020 (Pesos, en azul oscuro, y dólares, en celeste)
El Gobierno está llevando a cabo negociaciones paralelas con el FMI y los bonistas privados (ver experiencia Ucrania). Esta semana, el ministro Guzmán estará en EE.UU., donde se verá con la titular de fondo, Kristalina Georgieva.
En cualquier caso, se prevé que la administración buscará un tiempo de gracia para aliviar la carga de intereses de la deuda y la apretada agenda de vencimientos. El déficit fiscal primario cerró en 0,4% en 2019. Eliminar la carga por servicios de la deuda dejaría al país en un virtual equilibrio financiero.
Pero hay un problema. El FMI puede ayudar a “reperfilar” sólo si este considera que la deuda pública es sostenible, aunque sea con baja probabilidad. Esta fue la consideración del fondo en su último análisis, pero la serie de crisis cambiarias y la recesión han empobrecido notablemente la capacidad de repago del país.
En este sentido, y para mejorar la sostenibilidad de la deuda, se presume que podría haber además de menores cupones, una quita relevante sobre el capital: hoy el rango que se discute parte de un piso del 20% sobre el valor facial.
Son capítulos que se irán conociendo en las próximas semanas. Hay una cosa que es segura. La negociación de la deuda ha empezado.
Recomendaciones de inversión
Como señalamos ya anteriormente, los activos financieros argentinos necesitarán de más que señales para retomar un sendero virtuoso. Evaluamos que el escenario sigue siendo de elevada incertidumbre, lo que sugiere privilegiar la estrategia de inversión vigente en productos financieros de riesgo internacional.